martes, 24 de noviembre de 2009

Un cambio de vida precipitado

El embarazo adolescente es el que ocurre antes de que la joven cumpla los 19 años, edad en la que se considera que termina esta maravillosa etapa de la vida

Es la edad en la que más o menos se calcula que los órganos sexuales femeninos han madurado lo suficientemente como para no poner en riesgo el desarrollo integral o la vida ni de la madre ni del hijo/a.

Una mujer y un hombre pueden procrear desde el momento en que la jovencita tiene su menstruación, (lo que a veces sucede desde los 9 años), lo que indica que sus óvulos han empezado a madurar y el joven ha empezado a producir espermatozoides que son expulsados durante una eyaculación, (lo que generalmente ocurre a los 12 años).
Pero esto no quiere decir que ninguno de los jóvenes, esté en condiciones óptimas para ser papá o mamá, ya que físicamente los órganos sexuales que intervienen en la reproducción terminan de madurar más o menos hasta los 21 años y que adelantar un hecho tan importante como este presenta mayores riesgos físicos, tanto para la madre como para el hijo.

Pero en el ser humano, el procrear tiene un sentido diferente al de las demás especies vivas, ya que no solamente esto permite la continuación de la especie humana. La parte más importante es la de asumir la responsabilidad para educar, cuidar, proveer de las necesidades vitales y ayudar por el resto de la vida, a los hijos e hijas.

Esto quiere decir que si bien los adolescentes son capaces de procrear físicamente mucho antes de alcanzar la madurez emocional, un hijo no planeado y tenido durante esta etapa de la vida, cambia por completo la situación de los jóvenes padres, quienes están en pleno proceso de desarrollo, de identificación personal, de estructuración de un proyecto de vida que se verá truncado o cambiará radicalmente con las nuevas responsabilidades.

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